He cambiado la tinta y del papel sus duros pliegues.
Quiero brindarte macerado el futuro que cubrirá el rostro de tu linaje.
A ojos abiertos un día te sabré noche y sostendré con mi mirada luna su penumbra.
La hoja que del árbol cae, de cóncavas huellas sobre la tensa superficie se declara otra. Él se desgaja en cada hoja, instante limítrofe de su tiempo de árbol.
He cambiado la tinta y del papel sus duros pliegues.
Se quiebra la artesa y vierte sobre mis pies el hambre que otróra aguardamos; y ahora mi hijo recoje migajas sin saciarse.
Imagen ennegreces el jardín de mi infancia. Espectro pesa tu predicción desgarrando mis campos, desangrando mi vientre que prolija de cultivar en su fértil tierra.
Mi hombre se fué a la guerra y ahora tengo un trozo de cráneo devorado por sus hambrientas costumbres.
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